10 años de Hacia Lo Salvaje: El disco que lo cambió todo

Este lunes se cumplían 10 años de la publicación del álbum "Hacia lo salvaje". Un disco que supuso un cambio de rumbo para Amaral en muchos sentidos: nuevas sonoridades, cambios en la producción, una nueva manera de distribuir su música...

Fue un álbum que marcó una nueva etapa en su carrera, y quizás también para muchas de las personas que seguían la carrera de Eva y Juan, y de las que aún no habíamos llegado a cruzarnos en su camino o al menos a transitar con más calma y atención en él.

Yo descubrí a Amaral allá por el 2006, siendo todavía un niño. Recuerdo que, más allá de escuchar por la radio sus canciones más promocionadas, mi padre ponía en casa el álbum de "Pájaros en la cabeza". Los temas de ese disco me devuelven a paisajes muy bonitos de mi infancia, y ya en aquel entonces aquellas letras, aquella música me parecía que tenía algo especial. 

Pero el tiempo pasó, y aquel grupo, como tantos, fue perdiendo presencia en mi día a día. Otras cosas vinieron... No sería hasta 2014 cuando me volvería a reencontrar con sus canciones. Un año en el que por cosas de la vida, volví a revisitar "Pájaros en la cabeza", con unos años más que me permitían ver el trasfondo de las historias que lo componían, y que le dieron mucho más significado al disco para mí.

Entonces me dispuse a ver lo que me había perdido del grupo en los años posteriores al 2005, empezando por el que en aquel entonces era su álbum más reciente: "Hacia lo salvaje". 

Y con él me di cuenta de la gran fuerza que tenían las canciones de Juan y Eva, de Eva y de Juan. De la sensibilidad con la que contaban historias con las que todas las personas nos podíamos identificar, de las dimensiones de la voz de Eva y la personalidad y la fuerza de la guitarra de Juan... Fue el principio de una etapa en la que Amaral me acompañaría hasta hoy.

Todas y cada una de las canciones de este álbum me encantan. La huida hacia la naturaleza y el portazo a una realidad cruel que te oprime de "Hacia lo salvaje"; la triste historia de la chica del barrio alto, a la que nos invitaban a no juzgar sin estar en sus zapatos en "Si las calles pudieran hablar"; el canto liberador a quienes inventan falsamente sobre nuestras vidas y nos hacen daño en "Esperando un resplandor"; el deseo de reventar la caja fuerte de un banco de "Robin Hood"; los vaivenes de la vida y el desconcierto de "Montaña rusa"; la esperanzadora "Como un martillo en la pared" con todo aquello que podría suceder o aquellos que se rebelaban contra todo sin importarles lo que pudieran pensar en "Van como locos"...

Desde que las canciones de Amaral tocaron fuerte dentro de mí, siempre las he sentido como una expresión sincera de la vida, de las cosas bonitas que se pueden sentir y también de las más tristes, como una reivindicación de la empatía como arma para mejorar como sociedad, que buena falta nos hace, como una aceptación de nuestra fragilidad como especie y la necesidad de entender que solo somos una parte de la naturaleza que nos envuelve.

Con "Hacia lo salvaje" me dejé conquistar por un grupo que ha puesto banda sonora a mi vida, como a la de tantas personas. Ojalá que sea por muchos más años.


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