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| Crónica e imagen: @LauA87 |
A grandes males, grandes remedios. El mundo de la música en directo ha tenido que recomponerse a marchas forzadas para evitar la debacle total. En el caso de Amaral el remedio consiste en cambiar los grandes recintos por un público mucho más reducido y pasar del formato eléctrico con banda al acústico a dúo. De momento, la obligada gira íntima se extiende hasta mediados de septiembre. Quien sabe si, llegado el caso de no poder continuar las actuaciones con normalidad en otoño, no tendrán que proseguir con un formato similar hasta nuevo aviso. Musicalmente no van a salir perdiendo. Una vez disfrutado el primer acústico del verano, más bien diría que salen beneficiados con el cambio.
Para mi, ver canciones de 'Salto al color' en directo es una novedad. Quizá un tanto relativa, porque sí he visto grabaciones de dos o tres conciertos. Y eso fue precisamente lo hizo que no acudiera a ninguna cita de la gira de presentación del disco, a pesar de que actuaron en Bilbao en 2019. Porque no, no me gusta 'Salto al color'. Llevo sin escucharlo entero desde hace casi un año. Lo (pre) compré por lealtad al grupo. Los adelantos, en general, me parecían flojos. Esa impresión se extendió después al resto del álbum. De ser cualquier otro artista, hubiera cancelado el pedido sin pensármelo dos veces. Me suena artificial, forzado, impersonal. Me aburre muchísimo, salvo contadas excepciones. Y lo que escuché y vi de la gira me daba la misma sensación. A los conciertos se va a disfrutar y no creo que yo lo hubiera hecho.
En fin, llevaban una década sobresaliente, comenzando por el notabilísimo 'Gato Negro, Dragón Rojo', subiendo el listón muy arriba con el magistral 'Hacia lo salvaje' y llegando a la cumbre en un impecable 'Nocturnal'. Confío en que el próximo trabajo corra por praderas más fértiles.
Saber que emprendían una gira acústica a raíz de las suspensiones de los conciertos multitudinarios fue para mi la noticia del año. No contaba con verles en directo hasta que se terminara la presentación de 'Salto al color', en 2022, 2023 o vete tú a saber. Cuando anunciaron el acústico en Bilbao me faltaron manos para comprar la entrada, porque en acústico no fallan. Ver a Amaral en pequeño y al desnudo es un lujo, mucho más en un lugar con una acústica tan maravillosa como la del Palacio Euskalduna. Es una vuelta a los orígenes que solo puedo celebrar. Llevaba un tiempo diciendo que preferiría mil veces una gira acústica que eléctrica y, aunque no sea la mejor de las situaciones, mi deseo se ha cumplido. También mi corazonada de que el último disco ganaría bastantes puntos con un sonoridad alejada de experimentos electrónicos.
Ya situada en mi localidad del Euskalduna, pienso que es rarísimo verlo anormalmente semivacío, con la mitad de las butacas desaparecidas. Las extrañas circunstancias obligan. Pensaba que la entrada al recinto iba a ser engorrosa y lenta, pero me encontré con todo lo contrario. Fue muy ágil y ordenada, asi que un diez para el Palacio Euskalduna y sus trabajadores. Y también para el público, cuyo comportamiento me pareció ejemplar.
Tras cuatro meses de parón, abren su primer acústico con 'Señales', que sobresalía en el disco por su letra original y con gancho, y lo mismo sucede en acústico. La música es mucho más cautivadora también en éste formato, sin la electrónica en la que se apoyaba en la grabación. Ojalá poder escucharla alguna vez en eléctrico con bien de guitarras.
Para mi, ver canciones de 'Salto al color' en directo es una novedad. Quizá un tanto relativa, porque sí he visto grabaciones de dos o tres conciertos. Y eso fue precisamente lo hizo que no acudiera a ninguna cita de la gira de presentación del disco, a pesar de que actuaron en Bilbao en 2019. Porque no, no me gusta 'Salto al color'. Llevo sin escucharlo entero desde hace casi un año. Lo (pre) compré por lealtad al grupo. Los adelantos, en general, me parecían flojos. Esa impresión se extendió después al resto del álbum. De ser cualquier otro artista, hubiera cancelado el pedido sin pensármelo dos veces. Me suena artificial, forzado, impersonal. Me aburre muchísimo, salvo contadas excepciones. Y lo que escuché y vi de la gira me daba la misma sensación. A los conciertos se va a disfrutar y no creo que yo lo hubiera hecho.
En fin, llevaban una década sobresaliente, comenzando por el notabilísimo 'Gato Negro, Dragón Rojo', subiendo el listón muy arriba con el magistral 'Hacia lo salvaje' y llegando a la cumbre en un impecable 'Nocturnal'. Confío en que el próximo trabajo corra por praderas más fértiles.
Saber que emprendían una gira acústica a raíz de las suspensiones de los conciertos multitudinarios fue para mi la noticia del año. No contaba con verles en directo hasta que se terminara la presentación de 'Salto al color', en 2022, 2023 o vete tú a saber. Cuando anunciaron el acústico en Bilbao me faltaron manos para comprar la entrada, porque en acústico no fallan. Ver a Amaral en pequeño y al desnudo es un lujo, mucho más en un lugar con una acústica tan maravillosa como la del Palacio Euskalduna. Es una vuelta a los orígenes que solo puedo celebrar. Llevaba un tiempo diciendo que preferiría mil veces una gira acústica que eléctrica y, aunque no sea la mejor de las situaciones, mi deseo se ha cumplido. También mi corazonada de que el último disco ganaría bastantes puntos con un sonoridad alejada de experimentos electrónicos.
Ya situada en mi localidad del Euskalduna, pienso que es rarísimo verlo anormalmente semivacío, con la mitad de las butacas desaparecidas. Las extrañas circunstancias obligan. Pensaba que la entrada al recinto iba a ser engorrosa y lenta, pero me encontré con todo lo contrario. Fue muy ágil y ordenada, asi que un diez para el Palacio Euskalduna y sus trabajadores. Y también para el público, cuyo comportamiento me pareció ejemplar.
Tras cuatro meses de parón, abren su primer acústico con 'Señales', que sobresalía en el disco por su letra original y con gancho, y lo mismo sucede en acústico. La música es mucho más cautivadora también en éste formato, sin la electrónica en la que se apoyaba en la grabación. Ojalá poder escucharla alguna vez en eléctrico con bien de guitarras.
El siguiente tema del nuevo disco en aparecer fue 'Bien alta la mirada', a la que sigo viendo imposible de rescatar. La escuché un par de veces en su día y fue más que suficiente para toda una vida. Sin miga, anticlimática, soporífera, destinada a alimentar la moda urban-pop, por la que personalmente no tengo interés alguno. Se agradece el mensaje de fondo y la interpretación fue notable, pero hasta ahí. En 'Nuestro tiempo', sin embargo, encontramos todo lo que ha hecho grande al grupo. Una canción con profundidad, con discurso, con recorrido, con matices y con una interpretación de altura. Y en acústico es delicatessen. La que más papeletas tiene para convertirse en el clásico de éste disco. Es que todo bien. Casi lo mismo sucede con 'Soledad', su letra certera y la inmesa voz de Eva ponen los pelos de punta. Uno de los mejores momentos de la noche.
Sin llegar a ser una canción memorable, de hecho hacía tanto que no la escuchaba que ni recordaba la letra, 'Mares igual que tú' sale ganando al dejar de lado esa base electrónica a la que nunca ví mucho fundamento. Y para dar palmas es buena también. 'Entre la multitud', salteada con el estribillo de 'Bizarre Love Triangle', se descubre en acústico como una canción enorme, con poso suficiente para trascender si la sonoridad en eléctrico acompañara, donde me parece que le hace falta un mejor remate. 'Peces de colores' destacó por su interpretación, muy emotiva. Tiene más consistencia a voz y guitarra pero no la suficiente, se sigue quedando un tanto plana. 'Ruido', ya tremendamente minimalista en su versión de estudio, es una apuesta segura en cualquier ocasión. Una canción intimista, con una letra maravillosa y una melodía sencilla que funciona perfectamente. Fácilmente una de las tres mejores del disco, sirvió de colofón al concierto y no pudo ser más acertado. El acústico no ha hecho más que reafirmar mi impresión de que algo funciona mal en 'Salto al color', porque buena parte de los temas reverdecen al desnudo, sin artificios.
El resto de la noche estuvo repleta de clásicos. Todas esas canciones que sonaron, sin excepción, tienen su rinconcito de oro en la historia de la música popular española, de una manera o de otra. ¿Hubiera preferido escuchar algún tema más escondido pero igual de interesante? Sí, pero tampoco es que se le pueda poner muchas pegas a una selección de canciones tan redondas como 'Nocturnal', 'Moriría por vos', 'Sin ti no soy nada', 'Cómo hablar', 'Salir corriendo' o 'Revolución', canciones de las que ya me he deshecho en halagos un montón de veces, asi que no me voy a extender. La mayor sorpresa fue Tardes, cantada por Juan, y una de mis preferidas del primer disco.
Me gustaron especialmente algunas interpretaciones, como la de 'Cuando suba la marea', canción perfecta donde las haya, nostálgica, emocionante, deliciosa, siempre consigue sacarme una lagrimilla. También 'El universo sobre mí', que redescubrí con otra luz durante la gira anterior y desde entonces no he dejado de escuchar, fue impresionante. Pero, sobre todo, me encantó 'Hacia lo salvaje'. Creo que es uno de sus mejores temas, invariablemente trepidante lo toquen como lo toquen, aderezado en esta ocasión con pequeñas pinceladas de 'A galopar y 'El progreso', asi como con una coda de 'The Ecstasy of Gold' en homenaje a Ennio Morricone, que personalmente me trae muchos recuerdos. Fue un momento alucinante ver ese tema interpretado por mi grupo favorito.
Ha sido un concierto muy sólido, con un sonido magnífico, con Eva en estado de gracia, tenía la voz y el carisma por las nubes, además de tremendamente habladora, y en el que se agradece que la guitarra de Juan, la guitarra en general, vuelva a ser parte esencial del espectáculo. Tocaron con muchísima fuerza y se notaba su alegría por estar encima de un escenerio de nuevo. Fue apasionate volver a disfrutar de la música en directo después de, en mi caso, no poder hacerlo desde marzo. El concierto ha sido un regalo. Flotaba magia en el ambiente y se notaba que todos los que estábamos allí queríamos estar allí. Ahora sólo falta que la pandemia, con un poco de suerte, vaya remitiendo y la música regrese con fuerza cuanto antes. Buena falta nos hace.
Sin llegar a ser una canción memorable, de hecho hacía tanto que no la escuchaba que ni recordaba la letra, 'Mares igual que tú' sale ganando al dejar de lado esa base electrónica a la que nunca ví mucho fundamento. Y para dar palmas es buena también. 'Entre la multitud', salteada con el estribillo de 'Bizarre Love Triangle', se descubre en acústico como una canción enorme, con poso suficiente para trascender si la sonoridad en eléctrico acompañara, donde me parece que le hace falta un mejor remate. 'Peces de colores' destacó por su interpretación, muy emotiva. Tiene más consistencia a voz y guitarra pero no la suficiente, se sigue quedando un tanto plana. 'Ruido', ya tremendamente minimalista en su versión de estudio, es una apuesta segura en cualquier ocasión. Una canción intimista, con una letra maravillosa y una melodía sencilla que funciona perfectamente. Fácilmente una de las tres mejores del disco, sirvió de colofón al concierto y no pudo ser más acertado. El acústico no ha hecho más que reafirmar mi impresión de que algo funciona mal en 'Salto al color', porque buena parte de los temas reverdecen al desnudo, sin artificios.
El resto de la noche estuvo repleta de clásicos. Todas esas canciones que sonaron, sin excepción, tienen su rinconcito de oro en la historia de la música popular española, de una manera o de otra. ¿Hubiera preferido escuchar algún tema más escondido pero igual de interesante? Sí, pero tampoco es que se le pueda poner muchas pegas a una selección de canciones tan redondas como 'Nocturnal', 'Moriría por vos', 'Sin ti no soy nada', 'Cómo hablar', 'Salir corriendo' o 'Revolución', canciones de las que ya me he deshecho en halagos un montón de veces, asi que no me voy a extender. La mayor sorpresa fue Tardes, cantada por Juan, y una de mis preferidas del primer disco.
Me gustaron especialmente algunas interpretaciones, como la de 'Cuando suba la marea', canción perfecta donde las haya, nostálgica, emocionante, deliciosa, siempre consigue sacarme una lagrimilla. También 'El universo sobre mí', que redescubrí con otra luz durante la gira anterior y desde entonces no he dejado de escuchar, fue impresionante. Pero, sobre todo, me encantó 'Hacia lo salvaje'. Creo que es uno de sus mejores temas, invariablemente trepidante lo toquen como lo toquen, aderezado en esta ocasión con pequeñas pinceladas de 'A galopar y 'El progreso', asi como con una coda de 'The Ecstasy of Gold' en homenaje a Ennio Morricone, que personalmente me trae muchos recuerdos. Fue un momento alucinante ver ese tema interpretado por mi grupo favorito.
Ha sido un concierto muy sólido, con un sonido magnífico, con Eva en estado de gracia, tenía la voz y el carisma por las nubes, además de tremendamente habladora, y en el que se agradece que la guitarra de Juan, la guitarra en general, vuelva a ser parte esencial del espectáculo. Tocaron con muchísima fuerza y se notaba su alegría por estar encima de un escenerio de nuevo. Fue apasionate volver a disfrutar de la música en directo después de, en mi caso, no poder hacerlo desde marzo. El concierto ha sido un regalo. Flotaba magia en el ambiente y se notaba que todos los que estábamos allí queríamos estar allí. Ahora sólo falta que la pandemia, con un poco de suerte, vaya remitiendo y la música regrese con fuerza cuanto antes. Buena falta nos hace.
Setlist:
- Señales
- El universo sobre mi
- Bien alta la mirada
- Como hablar
- Nuestro tiempo
- Kamikaze
- Revolución
- Soledad
- Moriría por vos
- Nocturnal
- Ondas do mar de Vigo
- Mares igual que tú
- Entre la multitud (+ Bizarre Love Triangle)
- Tardes
- Sin ti no soy nada
- Hacia lo salvaje (+ A galopar / El progreso / The Ecstasy of Gold)
- Peces de colores
- Cuando suba la mares
- Salir corriendo
- Ruido
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